viernes, 30 de abril de 2010

La silueta en la ventana,
el idílico nombre de un soneto en fuga,
tus labios ausentes y tu boca purpúrea,
A seis metros de distancia una imagen,
una palabra a verso libre,
unos dedos en el reloj de arena y una distancia tan cerca
como el equilibrio de una mirada en diminutivo
Tus alas icarescas,
tímidas, secantes, secas
Antes de tu voz el fraseo en sombra
Y sobre la sombra el sol undívago
Con-vencida por formas simples y añejos estribillos
el brillo en bruma, brumoso y mojado
La lluvia triste, vesanial rocío
Tu cadencia absorta y tus labios fríos
Le cortaron el vuelo a las alas rotas
Y gota a-gota estafermo de olvido
Te visualizo incipiente, inane e inenuctible

Mi eurídice de los ojos declívicos
Mi paralogismo oblicuo de serenatas diurnas
Mi dríade astenia de coloquial alborea
Mi postura arcana de lucidez apócrifa
Mi nadir cenit, circunscrito y centro
mi novia de un día, mi frivolité y mi silencio
Mi gélido semblante de joyel insulso
Mi Berenice la bella, mi mórbida secuencia, mi pulso
Mi nayadesca lira de esfumatos verdes
Mi verde, mi fumata
Mi adagio presuntuoso y mi sonata.

La ausencia bajo el rostro, la piel íngrima
Obnubilado entre nimios gestos y abrazos infectos
Estevado discurso tan laxo como tus besos
Arenga exangüe de labil formato
Dejo de largo tu erisipela camama
Mientras me embriago de catarsis en tu fútil galbana
Y dejo al viento tus dádivas tusígenas
Para que beban los pájaros incruentos
En la soledad que ya no habitas.

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